
Cuantas veces me has herido,
convirtiendo mi sonrisa en llanto,
y aún así de tu lado no me he ido
por confiar y creer ciegamente en tu amor.
De tus errores no quieres saber
más siempre el orgullo en tí logra prevalecer,
haciendo sentir a mi resquebrajado y débil corazón
si en tí, existe o no amor para este buen ladrón.
La frieldad de tu alma
a tu corazón ha congelado,
la ternura, los detalles y el cariño
en tí son cosas del pasado.
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